Una fractura por estrés es una pequeña fractura en un hueso causada por el uso excesivo y la actividad repetitiva. Son comunes en corredores y atletas.
Los huesos del pie y el tobillo que soportan el peso corporal son especialmente vulnerables a las fracturas por estrés debido a las fuerzas repetitivas que deben absorber durante actividades como caminar, correr y saltar.
Descripción
Las fracturas por estrés ocurren con mayor frecuencia en el segundo y tercer metatarsiano del pie, que forman parte del segundo y tercer dedo del pie.
Las fracturas por estrés también son comunes en:
- El calcáneo, el hueso que se encuentra en el talón.
- El peroné, el hueso más pequeño y delgado de la pierna.
- El astrágalo, el hueso del pie que funciona como bisagra y le da movimiento al tobillo.
Muchas fracturas por estrés son lesiones por uso excesivo. Se producen con el tiempo cuando las fuerzas repetitivas dan como resultado un daño microscópico al hueso. La fuerza repetitiva que causa una fractura por estrés no es lo suficientemente grande como para causar una fractura aguda, como un tobillo roto causado por una caída. Las fracturas por estrés de uso excesivo ocurren cuando un movimiento atlético se repite con tanta frecuencia, los huesos que soportan peso y los músculos de apoyo no tienen suficiente tiempo para cicatrizar entre las sesiones de ejercicio.
El hueso está en constante estado de rotación, un proceso llamado remodelación. El hueso nuevo se desarrolla y reemplaza el hueso más viejo. Si la actividad de un atleta es demasiado grande, la ruptura del hueso más viejo ocurre rápidamente – supera la capacidad del cuerpo de repararla y reemplazarla. Como resultado, el hueso se debilita y se vuelve vulnerable a las fracturas por estrés.
Causas
La causa más común de fracturas por estrés es un aumento repentino en la frecuencia e intensidad de la actividad física.
Este aumento en la actividad ocasiona daño microscópico en el hueso, que lo debilita de forma progresiva hasta producirse la fractura.
Algunos factores de riesgo para fracturas por estrés son:
- Mala calidad ósea, como en la osteoporosis.
- Mala condición. Hacer ejercicio en exceso cuando no se está acostumbrado es una causa común de fractura por estrés.
- Técnica inadecuada. Una mala técnica al realizar ejercicio altera la biomecánica del pie y puede aumentar el riesgo de una fractura por estrés.
- Cambio de superficie. Un cambio en la superficie de juego o actividad deportiva, como cambiar de un campo de hierba a un campo de concreto puede aumentar el riesgo de fractura por estrés.
- Equipo inadecuado. El uso de calzado desgastado puede contribuir a las fracturas por estrés.
Cuadro clínico
Los signos y síntomas más comunes de una fractura por estrés son:
- Dolor de inicio progresivo en la zona de la fractura
- El dolor empeora durante la actividad deportiva o al apoyar la extremidad afectada.
- Dolor que disminuye durante el reposo
- Hinchazón en la parte superior del pie o en la zona externa del tobillo
- Incapacidad funcional
Examen físico
Después de discutir sus antecedentes personales, su ortopedista le preguntará cuando inició el dolor, si se exacerba o atenúa con algo y si existen síntomas asociados.
Después de esto, su ortopedista examinará su pie y tobillo. Buscando zonas dolorosas, hinchazón, moretones o hipersensibilidad al tacto. El dolor en una fractura por estrés se limita al área del hueso lesionado.
Estudios complementarios
Su médico puede solicitar pruebas de imagen para ayudar a confirmar el diagnóstico.
- Rayos X. Las radiografías proporcionan imágenes de estructuras densas, como el hueso. Debido a que una fractura por estrés comienza como daño microscópico o microfracturas, es difícil de ver en la primera radiografía y puede no ser visible hasta varias semanas despues, cuando la fractura ha comenzado a sanar y se observa el callo óseo.
- Otros estudios de imagen. Si su ortopedista sospecha una fractura por estrés pero no se ve en una radiografía, podría ser necesaria una gammagrafía ósea o una resonancia magnética. Ambos tipos de estudios son más sensibles que los rayos X y pueden detectar las fracturas por estrés más precozmente.
Tratamiento
El tratamiento dependerá de la ubicación de la fractura por estrés y su gravedad. La mayoría de las fracturas por estrés se tratan de forma conservadora.
Tratamiento conservador
El tratamiento conservador consiste en:
- Protocolo RICE. El protocolo RICE consiste en:
- Rest(Descanso): Descanse el tobillo evitando caminar sobre él.
- Ice(Hielo): El hielo debe aplicarse inmediatamente para reducir la inflamación. Se puede utilizar durante 20 a 30 minutos, tres o cuatro veces al día. No aplique hielo directamente sobre la piel, pues podría ocasionar lesiones en ella.
- Compression(Compresión): Las vendas de compresión o vendas elásticas en forma de vendajes inmovilizarán y darán soporte al tobillo lesionado.
- Elevation(elevación): Eleve su tobillo por encima del nivel de su corazón tan a menudo como sea posible durante las primeras 48 horas. Esto ayuda a disminuir la hinchazón.
- Modificación de la actividad. Consiste en cambiar las actividades deportivas usuales por actividades de menor impacto para permitir una correcta curación de la fractura. La natación y ciclismo son buenas actividades alternativas.
- Calzado de protección. Para reducir el estrés sobre su pie y tobillo lesionados, su ortopedista podría recomendar el uso de calzado protector. Esto puede ser un zapato de suela rígida o una bota ortopédica.
- Bota de yeso. Las fracturas por estrés de algunos huesos del pie tardan más en sanar, por lo que su ortopedista podría aplicar un yeso para mantener los huesos inmovilizados y eliminar el estrés, permitiendo la curación de la fractura.
Tratamiento quirúrgico
Algunas fracturas por estrés requieren de cirugía para sanar de forma adecuada. En la mayoría de los casos, esto implica el uso de tornillos y/o placas, que sirven para inmovilizar los huesos del pie y el tobillo, permitiendo una curación adecuada de la fractura.